El Balrog de Morgoth y el surgimiento de Gandalf el Blanco
Gandalf el Gris siempre fue un referente de fuerza, poder y bondad para todas las razas justas de la Tierra Media. Y cuando volvió siendo Gandalf el Blanco, su presencia de hizo aún más necesaria para enfrentar la creciente maldad.
Aunque no todos saben cómo fue que volvió de la muerte o porqué lo hizo. Sólo saben que triunfó en su deber de liberar a la tierra del mal y derrotar la oscuridad. Aquí una explicación de lo que sucedió, pero para comprender la historia completa, debemos remontarnos mucho tiempo atrás.
Los Maiar eran espíritus puros, que existieron antes que el mundo. Bajaron a la Tierra cuando fue creada para servir a los Valar. Adquirieron un gran poder y sabiduría a medida que las eras avanzaban, prueba de ello son Melian, Eönwë, incluso Ólorin y Cúrumo, y otros poderosos en la historia.
Pero muchos de ellos, en su afán por obtener más poder o simplemente por engaño, cayeron en manos de Melkor, el primer Señor Oscuro. Fueron corrompidos convirtiéndose en sus servidores. Sauron es el más vivo ejemplo de ello, pues de llamarse "Admirable", pasó a ser "Abominable".
Algunos otros, tomaron formas encarnadas aberrantes, fueron más grandes y más altos que los hombres y prendieron llamas a su alrededor, llamas terribles que nunca se apagaban. Se convirtieron en Balrogs al servicio de Morgoth.
Le sirvieron durante combates memorables enfrentándose a las alianzas de Elfos y Hombres, en la Dagor Bragollach, a lo largo de la Guerra de las Joyas y la Guerra de la Cólera. Cuando Melkor por fin fue apresado por los Valar, muchos fueron derrotados y unos pocos huyeron a las profundidades de la tierra. Uno en particular huyó hacia el este y se refugió muy por debajo de las raíces de las Montañas Nubladas. Sucedió cuando las huestes de Valinor estaban en Beleriand, durante la Guerra de la Cólera; las Montañas Nubladas ya habían sido ocupadas durante la edad de los árboles por Enanos del Clan de Durin.
Dúrin el Inmortal, el más grande de los siete padres Enanos, comenzó la construcción de la ciudad de Khazad-Dûm y las minas en las entrañas de las Montañas Nubladas, cuando los árboles de Yavanna alumbraban Amán y había relativa paz en el mundo. Durante mucho tiempo e incluso después de la muerte de Durin, Khazad-Dûm y su raza prosperaron en las montañas, ajenos a las disputas de las demás razas.
Hasta a lo largo del comienzo de la Tercera Edad, los Enanos habían expandido las minas de Moria y su tesoro aumentó. La mayoría de su riqueza se basaba en sus acumulaciones de Mithril, la plata Enánica, que se extraía de los túneles más profundos, y a medida que pasaban los siglos, profundizaron más en las entrañas de la tierra para hallar el precioso metal.
Para el 1980 de la Tercer Edad habían cavado demasiado y con avidez por el Mithril; por su ambición, suerte o destino, desenterraron el terror sin nombre que se ocultaba en las profundidades. El Balrog que hasta entonces había permanecido inactivo despertó y causó destrucción en toda la ciudad, aniquilando a la mayoría de los Enanos y asesinando al rey Durin VI.
A partir de entonces y después de la destrucción y casi aniquilación de su raza, los Enanos huyeron de las minas y nombraron a la criatura "El Daño de Durin". Desde entonces Khazad-Dûm acumuló polvo y permaneció oscura y vacía, excepto por la siniestra criatura que acechaba en las profundidades.
La criatura permaneció sola en Moria durante casi cinco siglos hasta que las minas fueron pobladas una vez más, pero no por Enanos, sino por Orcos refugiados del norte que comenzaron a saquear la ciudad abandonada. Llegaron al Balrog y comenzaron a adorarlo como su deidad. Entonces, Mordor comenzó a enviar tropas de Orcos y Trolls para poblar Moria y así tuvieran un lugar donde pudieran multiplicarse.
Después de la Batalla de Azanulbizar en el 2799 de la Tercer Edad, donde los Enanos de Erebor intentaron reclamar el antiguo Reino de su gente, y el intento victorioso y a la vez fallido de Balin hijo de Fundin de recolonizar Khazad-Dûm en el 2989, se demostró que ninguna fuerza que los Enanos pudieran tener podría derrotar al mal que habitaba las minas, y Moría permaneció bajo el dominio de las criaturas oscuras.
En el mes de Enero del 3019, cuando la Comunidad del Anillo, formada por cuatro Hobbits, un Mago, un Príncipe Elfo, un Dúnedain, un Hombre de Gondor y un Enano, partieron a destruir el Anillo Único al fuego del Monte del Destino, se vieron obligados a atravesar Moria después de su intento fallido de escalar Caradhras y un encuentro desafortunado con el guardián del lago de la puerta occidental.
Caminaron atravesando la oscuridad, por interminables pasillos, túneles y grandes salas abandonadas, hasta llegar a la Cámara de Marzabûl, donde hallaron un libro que narraba los últimos relatos de la Compañía de Balin, Señor de Moria. Pero fueron tomados por sorpresa por Orcos y los Trolls, aunque lograron huir por una puerta lateral.
Y cuando Gandalf, que también era un Maia, trató de colocar un "hechizo de cierre" en la puerta para bloquear la persecución detrás de ellos, el Balrog entró en la cámara al otro lado y lanzó un contraataque. Gandalf pronunció una palabra de orden para mantener la puerta sellada, pero la puerta se hizo añicos y la cámara de Marzabûl se derrumbó.
Las criaturas oscuras los persiguieron a través de Moria por poco más de una hora hasta el Puente de Khazad-Dûm donde el Balrog les dio alcance. En el Puente, Legolas lo reconoció instantáneamente como un Balrog, y Gimli lo reconoció como el Daño de Durin. Entonces, Gandalf ordenó al resto de la Comunidad que huyera a través del puente, donde se quedó parado, bloqueando el camino del Balrog.
Gandalf se posó sobre el puente de Khazad-Dûm enfrentándose valientemente a la criatura delante de él que rugía furiosa. La criatura no tenía voz, más bien, sus rugidos sonaban similar a un volcán en erupción: como una presencia vaporosa de calor que emanaba de su aliento y quemaba.
Las llamas del demonio aumentaron. De su mano surgió una gran espada hecha de fuego, pues parecía que sus armas carecían de presencia física y más bien habían sido creadas a partir de llamas.
Atacó al Mago con su espada llameante, pero se encontró ante un escudo de poder que el mago conjuró y con Glamdring lo atacó, deshaciendo el arma del Balrog. Entonces, la criatura saltó al puente, blandiendo su látigo hecho igualmente de llamas, y en respuesta, Gandalf golpeó el Puente ante él con su bastón.
El cayado se rompió en pedazos, una hoja cegadora de llamas blancas surgió y el puente se quebró a los pies del Balrog, haciéndolo caer al abismo. Pero antes de perderse en la oscuridad, arremetió con su látigo, atrapando a Gandalf y arrastrándolo hacia el borde y a la negrura del abismo. Esto salvó la vida de los amigos de Gandalf mientras se alejaban de Moria.
Sin embargo, Gandalf no murió; ambos cayeron durante mucho tiempo en el que el Mago fue quemado por el fuego del Balrog. Y después de una caída demasiado larga, se sumergieron en un gran lago subterráneo bajo las minas, lago que Gandalf dijo más tarde, era tan frío como la marea de la muerte y casi congeló su corazón. El agua apagó el fuego del Balrog, reduciéndolo hasta casi desaparecer.
Pero a pesar de este estado relativamente débil, el Daño de Durin renovó su ataque contra el mago, y lucharon en el agua. Con el Balrog aferrado a Gandalf para estrangularlo, el Mago lo cortó con su espada, hasta que finalmente el Balrog huyó a los antiguos túneles oscuros, donde el mundo está roído por cosas sin nombre, incluso mayores que Sauron. Y Gandalf lo persiguió hasta que llegaron a la Escalera sin fin en espiral, hecha por maestros Enanos, y la subieron hasta llegar a la Torre de Durin en las rocas de Zirakzigil, sobre las nubes de las Montañas Nubladas.
Allí pelearon con fuego y magia, hasta que finalmente, el 25 de enero de 3019, Gandalf derribó a su enemigo, el Balrog rompió la ladera de la montaña al caer y murió.
El destino del sirviente de Morgoth no se conoce, ya que solo su forma física pereció, como con todos los Maiar cuando fueron "asesinados", pero lo que le sucedió a su espíritu no se reveló. También se desconoce si fue el último de ellos, o si hubo otros Balrogs que lograron permanecer ocultos en lugares olvidados.
Gandalf también falleció, la oscuridad lo tomó mientras su cuerpo frío yacía en la cima de las montañas. No es para menos, pues aunque ambos eran inmortales, sus cuerpos, siendo formas físicas podían perecer al igual que todos los Elfos. Y la batalla completa, desde la confrontación en el Puente de Khazad-Dûm hasta la desaparición mutua del Balrog y Gandalf, había llevado diez días de un sangriento combate.
"Luego me envolvieron las tinieblas y me extravié fuera del pensamiento y del tiempo, y erré muy lejos por sendas de las que nada diré". Dijo después a los Tres Cazadores.
Pero el espíritu de Gandalf no salió de la Tierra Media. Al saber que era el único de los Istari que se mantuvo fiel a su misión, Eru Ilúvatar lo envío de regreso a las tierras mortales. Como único emisario de los Valar en la Tierra Media, se le otorgó el poder de "revelar" más de su fuerza interior. Pues este poder que yacía dentro de él, rara vez se usó durante su tiempo en la Tierra Media, ya que su misión era esencialmente apoyar y socorrer a los que se oponían a Sauron. Sin embargo, cuando se encendió la ira de Gandalf, su fuerza "descubierta" fue tal que pocos de los sirvientes de Sauron pudieron resistirlo.
Regresó desnudo y permaneció sobre la cima de la montaña viendo las estrellas, en lo que describió como "Allí me quedé, tendido de espaldas, mirando el cielo mientras las estrellas giraban encima y los días parecían más largos que la vida entera de la tierra".
Tres días después fue encontrado por el Señor de las Águilas Gwaihir, Señor del Viento, quien había sido enviado por Galadriel para encontrarlo. Gandalf fue llevado a Caras Galadhon en Lothlórien, donde fue sanado, recibió un nuevo bastón, lo vistieron de blanco, y así, con sus poderes renovados y su gran determinación de liberar la Tierra del mal, dejó de ser Gris y se convirtió en Gandalf el Blanco.
Pronto se enteró de que Frodo y Sam habían dejado la Comunidad y estaban intentando llegar al Monte del Destino solos. Pero Frodo estaba más allá de su ayuda ahora, y decidió ir hacia el sur. Con la bendición de la Dama del Bosque y algunos recados para los miembros restantes de la comunidad, se dirigió rápidamente hacia el Bosque Fangorn, donde se encontró con los Tres Cazadores: Aragorn, Legolas y Gimli. Y la Guerra del Anillo siguió su curso.
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UndómielTinu
Del Legendarium de J.R.R. Tolkien.
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