La Naturaleza de los Nazgûl
Los Nazgûl:
Los Nazgûl fueron los sirvientes oscuros de Sauron durante la Segunda y Tercer Edad. Fueron llamados por muchos nombres a lo largo de tiempo, los Espectros del Anillo, los Nueve, los Reyes Caídos, los Jinetes Negros, Úlairi para los Elfos o Dwimmerlaik para los Rohirrim.
Aunque los Rohirrim eran muy supersticiosos, tanto que llamaban Dwimmerlaik a todo espíritu maligno. De hecho, llamaban así incluso a los Elfos y a los Ents, ya que los creían seres malignos. Incluso, Eowyn llamó así al Rey Brujo mientras protegía el cuerpo del Rey Théoden.
Los Nazgûl, aparecieron alrededor del 2251 de la Segunda Edad y pronto se establecieron como los principales servidores de Sauron. Pero sus apariciones no se registran, ni sus acciones durante los Años Oscuros, o durante la llegada de Sauron a Númenor.
Eran Reyes o Grandes señores a los que se les entregaron nueve de los Anillos que Sauron fabricó en Eregion. Obtuvieron a cambio poder, riqueza, gloria y largas vidas. Entonces, Sauron se introdujo en sus mentes y los hizo esclavos bajo el dominio del Anillo Único. Con el tiempo, sus formas físicas se desvanecieron, entrando en un plano invisible, hasta que se convirtieron en espectros por completo.
Sus formas eran vaporosas a través de los atuendos de capas negras y mallas de plata, y sus formas originales eran invisibles para los ojos mortales. Existían principalmente en el mundo de los espectros, lo que los hacía extremadamente difíciles de dañar.
Las armas ordinarias no los dañarían, sin embargo, no podían interactuar normalmente con el mundo material: necesitaban prendas y armas proporcionadas por Sauron para darles forma. En consecuencia, podrían ser derrotados por ataques que destruyeron sus disfraces, obligándolos a regresar a Sauron para recibir otros nuevos.
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"–El peligro mayor fue cuando tuviste puesto el Anillo, pues entonces tú mismo estabas a medias en el mundo de los espectros y ellos podían haberte alcanzado. Tú podías verlos y ellos te podían ver.
–Sí, es cierto –dijo Frodo– ¡Mirarlos fue algo terrible! ¿Pero cómo vemos siempre a los caballos?
–Porque son verdaderos caballos, así como las ropas negras son verdaderas ropas, que dan forma a la nada que ellos son, cuando tienen tratos con los vivos."
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Los hombres mortales no podían tocarlos (a menos que los atacaran con armas de los Elfos de la Primera Edad o de los Dúnedain, como la cuchilla usada por Merry contra el Rey Brujo de Angmar). Los Espectros del Anillo tenían muchas armas, que incluían largas espadas de acero y llamas, dagas con propiedades venenosas, dardos y mazas negras de gran fuerza.
Su arsenal no se limitaba a medios físicos; También poseían armas mágicas devastadoras. Estaban rodeados por un aura de terror que afectaba a todas las criaturas vivientes; sus gritos causaban terror y desesperación en todos los que escucharon; sus formas eran venenosas para los seres mortales, causando una condición conocida como el Aliento Negro. El estar cerca de uno de ellos podría causar desorientación y enfermedad. La exposición intensa podría ser letal.
Algunos de los Nazgûl parecen haber sido hechiceros consumados y utilizaron la magia con efectos devastadores. Sin embargo, según Tolkien, el temor principal era el miedo que inspiraban. No tienen un gran poder físico, pero lo que tienen, y el miedo que inspiran, aumenta enormemente en la oscuridad.
Esparcieron terror en criaturas mortales simplemente por su presencia. Solo los caballos especialmente entrenados o las bestias de Mordor podían soportarlos. Causaron pánico y desesperación en sus enemigos simplemente volando por encima con sus bestias aladas, y sólo los individuos de gran coraje podían enfrentarlos en combate.
Los Nazgûl tenían una visión pobre en el mundo material, pero estaban muy conscientes de los seres que interactuaban con el mundo de los espectros, como el usuario del Anillo Único y ciertos Elfos, como Glorfindel. Cualquiera que pudiera ver el mundo fantasma podría ver a los Nazgûl, tal como habían aparecido en sus vidas mortales. Los veían como los grandes Reyes de hombres que alguna vez fueron, antes de ser consumidos por la oscuridad.
Y aunque en diferentes videojuegos ambientados en la Tierra Media se han nombrado a todos, sólo dos de ellos fueron nombrados por Tolkien. El Rey Brujo de Angmar y Kamûl el Oriental, incluso se dice que tres de ellos fueron grandes Señores de Númenor. Pero no se sabe nada más.
Al final, el Rey Brujo de Angmar fue derrotado gracias a Merry, quien ocupando una de las espadas de los Túmulos (creadas por los Númenóreanos durante la Guerra de Eriador), logró romper el escudo que ayudaba al Rey a permanecer en el mundo invisible y trajo su forma al mundo físico. Sólo así, Eowyn le dió la estocada final haciendo que se desapareciera.
Los ocho restantes fueron eliminados al mismo tiempo que Sauron, cuando el Anillo Único cayó al fuego del Monte del Destino, haciendo que sus oscuros espíritus se desvanecieran.
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UndómielTinu
Del Legendarium de J.R.R.Tolkien
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